El orzuelo es una infección que se presenta como inflamación y molestia en el párpado del ojo, ya sea en el párpado superior o inferior. Por lo general, ellos se producen como consecuencia de la infección de alguna de las glándulas sebáceas del borde del párpado o de la base de las pestañas, cuya función es producir los lípidos y las proteínas encargadas de proteger la córnea y que forman parte de la lágrima.
Cuando esto sucede, la glándula no puede expulsar su contenido de forma natural, lo que provoca que aumente de tamaño y se endurezca, además de generar la inflamación y enrojecimiento de la zona.
Síntomas
- Bulto rojo en el párpado parecido a un forúnculo o un grano
- Dolor en el párpado
- Hinchazón de los párpados
- Lagrimeo
Causa
El orzuelo se produce por una infección en las glándulas sebáceas del párpado. La bacteria estafilococo suele ser la responsable de gran parte de estas infecciones.
Prevención
- Lávate las manos varias veces al día con agua tibia y jabón o usa un desinfectante a base de alcohol.
- Evita tocar tus ojos.
- Ten cuidado al maquillarte; desecha los maquillajes viejos para reducir el riesgo de infecciones oculares recurrentes.
- No compartas tus cosméticos con otras personas, ni te dejes el maquillaje para los ojos durante la noche.
- Asegúrate de que tus lentes de contacto estén limpios. Si usas lentes de contacto, lávate bien las manos antes de manipularlas y sigue los consejos de tu médico para desinfectarlas.
- Aplica compresas calientes. Si tuviste un orzuelo antes, el uso regular de una compresa tibia puede ayudar a prevenir que regrese.
- Controla la blefaritis. Si tienes blefaritis, sigue las instrucciones de tu médico para cuidar los ojos.
Tratamiento
La mayoría de los orzuelos desaparecen solos y sin necesidad de tratamiento. Tan pronto como revientan, los síntomas tienden a mejorar rápidamente.
No intentes reventar un orzuelo tú mismo, una compresa tibia que se coloca suavemente contra el ojo puede ayudar a aliviar los síntomas. El agua no debe estar demasiado caliente. Debes tener cuidado especial cuando le aplicas una compresa a alguien más, como a un niño.